Existen pocas sensaciones parecidas a la de tomar el control de tus lecturas y hacerlo sin pautas A los 16 años eres lo bastante joven y pretencioso como para saber cualquier cosa. De pronto, empiezas a tener ideas propias y a ir en busca de lo que te produce placer, como Las dos después de medianoche , de Stephen King. Llega un día que desertas de los planes educativos y te aventuras en tus lecturas. Desconfías de la gente que te dice todo el tiempo qué tienes que hacer. Eso te pone negro, como a Holden Caulfield en El guardián entre el centeno , ante el que tal vez pronto caerás rendido. Es tiempo de aborrecer la autoridad, aunque sea en forma de libros obligatorios. A cierta edad, la vida adquiere plenitud a medida que uno se abre paso solo y realiza sus propios descubrimientos. Los actos de rebelión en la adolescencia a veces incluyen leer lo imprevisto. Nadie te lo pide; simplemente, quieres. Es un gran momento: quizá tu primer golpe de timón. Fue así como algunos, al principi